martes, 20 de octubre de 2015

La construcción social de la realidad


La construcción social de la realidad

¿Cuál es el punto de partida en la formación de una sociedad? ¿Qué elemento es el desencadenante?
Tomaremos como referencia la situación ideal: el comienzo desde cero.

Ante una circunstancia inédita el hombre siente curiosidad y miedo. La incertidumbre ha de vencer al miedo para que la persona no viva aterrada de por vida de las situaciones desconocidas, así como de las personas con las que no ha tratado antes. Esto imposibilitaría la formación de familias, ciudades y, en última instancia y lo que nos ocupa, la construcción de la sociedad tal como la conocemos.
Para saciar dicha curiosidad nos relacionamos con individuos ajenos a nosotros. Mediante estas experiencias somo capaces de formarnos una idea del otro, y a medida que vayamos teniendo más contactos iremos completando estas clasificaciones. Cuando tengamos suficiente información aplicaremos esos conceptos que nos hemos creado a cada persona que conozcamos, asociándola  por su modo de actuar y de ser con uno de nuestros modelos, que se agrupan en el árbol de cuerpos de confianza. Por ello se dice que reducimos a los sujetos en actores típicos anónimos. En la medida en que su comportamiento difiera del que tenemos asociado a él por sus creencias nos sorprenderá y nos resultará extraño.
Por ejemplo, si todos los porteros que hemos conocido en nuestra vida nos han parecido personas antipáticas tenderemos a asociar esa aptitud al resto de porteros, y cuando aparezca uno simpático y amable nos sorprenderá por salirse de la norma.

Estas relaciones que establecemos con el otro pueden ser de dos tipos:
-Relaciones primarias: encuentros cara a cara, en los que el otro se nos presenta tan claramente que llegamos a conocerlo mejor que a nosotros mismos, incluso nos vemos a través de él en lo que se llama efecto espejo. Las expectativas, los actos y el comportamiento del otro hace que nos vayamos formando un formato-tipo de él. En el momento en que se salga de allí nos sorprenderá.
-Relaciones secundarias: aquellas que no se dan personalmente, sino que por prejuicios nos creamos unos modelos mentales propios sobre determinados grupos sociales (ej. prostitutas). Lo más probable es que no hayamos tratado con ellos, y en el momento que lo hagamos se desarmen esas ideas preconcebidas. Este proceso de juzgar por ideas propias se denomina tipificación.

Cuando esta tipificación se repite nos habituamos a ella, y la retenemos por la memoria.
De este modo se instala de manera prácticamente permanente en nuestras creencias. Decimos entonces que se institucionaliza.
Por ejemplo, los modales en la mesa están institucionalizados: son objetivos, están ahí independientemente de la opinión del sujeto, conforman una determinada sociedad que los exije.
Se dan tres procesos:
-Externalización: la sociedad es un producto humano.
-Objetivación: proceso por el que se la indeferencia ante la interpretación subjetiva de la sociedad.
-Coercitivo: la sociedad objetivada se proyecta sobre la conciencia.

El hombre produce un mundo que más tarde le produce a él mismo.

Es mediante la sociabilización como llegamos a proyectar de nuevo nuestra opinión sobre la realidad objetiva, por ello decimos que el hombre es un animal social: homo sociologicus (socioyo).
En muchas ocasiones, debido a las expectativas que recaen sobre cada tipo de persona, la persona ya tiene asociada una personalidad; se ve influido por su ''prehistoria''. Por tanto, la formación de su personalidad no será un proceso meramente individual, sino que gran parte de ello dependerá del ambiente que le rodea, así como de las instituciones.
A medida que se desarrolle su entorno valorará si el sujeto ''da el tipo'', es decir, si se ajusta a las expectativas que le corresponden a alguien como él.
Haciendo una alegoría con una novela, cada uno de nosotros interpretaríamos un papel de acuerdo a nuestras capacidades, nuestras habilidades, nuestra posición... Nuestra ''prehistoria'' e historia. Si uno se saliese de ese papel, muy probablemente el resto de actores le echarían de la función, aunque hiciese un monólogo brillante. También puede ocurrir que al echar la vista atrás no nos reconozcamos como nosotros mismos. En este caso parte del ontoyo se ha escindido.

En todo caso, hablamos de estos roles que adoptamos cada uno dentro de la sociedad como papeles sociales. Existen dos teorías al respecto:
-El primero nos dice que es un papel momentáneo. Además, tenemos en cuenta como los demás actúan de acuerdo a su papel correspondiente, y nos posicionamos a favor o en contra en función de como lo manejen. Los procesos de modificación o intercambio de papeles se denominan ''creación de papel''.
-En el funcionalismo consideran los papeles como expectativas preescritas y estáticas, por lo que no habría movilidad y para modificar un papel habría de cambiar la concepción de toda la sociedad.

En cualquier caso, estas preinscripciones alteran a la sociedad y llaman al individuo, quien para bien o para mal no puede ignorarlas.

Para que se forme una sociedad necesitamos algo más, un elemento integrador que la dote de sentido: es la conciencia colectiva o cosmovisión. Será el soporte de todas las convenciones sociales, de todas las creencias e instituciones que se forman con el paso de los años. 
De esta concepción se derivan tres problemas básicos:
  •  Se segmenta el orden institucional.
  • El conocimiento de la realidad se distribuye desigualmente.
  • Ausencia de normas (anomía).
Como solución es básico entender la legitimación: justificación social de aquella institución que consigue la obediencia. Puede ser vertical (diacroniza, une los pasos del individuo por distintos órdenes institucionales) u horizontal (sincroniza, une los papeles de una institución). Otras clasificaciones la distinguen en cognitiva (atribuye validez), normativa (demanda obediencia) y emocional (logra adhesión). Hay cuatro mecanismos:
  1. Legitimación incipiente: transmisión de objetivaciones a un sistema linguístico.
  2. Rudimentos preteóricos: esquemas pragmáticos (refranes, proverbios...).
  3. Marcos de referencia: significados aplicados a un campo concreto.
  4. Universos simbólicos: realidad asociable a un conjunto de significados globales.
La reificación o cosificación es el proceso de conversión de una realidad en una ''cosa'', en el que lo social, producto meramente humano, pasa a concebirse como algo natural.
Por ejemplo, la depilación en las mujeres. En la sociedad actual occidental se ve como algo inaludible, y se critica a la mujer que no cumple con ello, por ser considerado antinatural o antihigiénico. Sin embargo, la realidad es que el vello es lo natural mientras que las técnicas de depilación son artificiales. No es más que una convención social que empezó a darse en algún momento de la historia y que se institucionalizó con el paso del tiempo. Además, se trata de una convención injusta, pues solo reclama el deber de las mujeres a eliminar el vello cuando los hombres lo presentan igualmente, incluso en mayor cantidad.

Muchas veces conduce a la alienación, un estado de pérdida o separación, en el que el sujeto es coaccionado inconscientemente para realizar una expectativa que se tiene de él, sin parase a pensar en sus consecuencias. En el ejemplo anterior tendríamos a la mujer que sufre al depilarse pero que lo hace sin plantearse otra opción al considerarlo como una obligación.


Cuando se produce una situación así, tan arraigada, en la sociedad, parece que no puede cambiarse. Sin embargo, en mi opinión deberíamos luchar para acabar con eso, pues en muchas ocasiones no costaría cambiar si pusiésemos un poco de interés y compromiso de nuestra parte. Gran cantidad de estas convenciones se formaron hace años, cuando la realidad social era muy distinta de la actual: ¿por qué deberíamos aceptar estos estigmas como válidos, si no hemos sido nosotros mismos los que los hemos impuesto?

Deberíamos reflexionar más sobre qué es lo que queremos para nuestra sociedad, si aceptar lo que nos viene dado por la historia como si fuera natural, sin aceptar que lo hemos impuesto nosotros anteriormente y por tanto podemos destruirlo, o por el contrario ponernos manos a la obra para crear nuevas instituciones acorde a nuestro tiempo, en las que imperen la justicia y la igualdad. 




lunes, 12 de octubre de 2015

Teoría social de la infancia y la adolescencia


Teoría social de la infancia + Teoría social de la adolescencia

 “Si los niños pudieran revelar libremente su visión de la sociedad, de la escuela, de la autoridad, del trabajo y del futuro, los problemas más fundamentales y urgentes de la sociedad podrían presentarse de la manera más pura posible.” 


Tradicionalmente se ha menospreciado a los niños en la sociedad: no se les permite expresarse
(de hecho, infancia significa el que no habla) y su voz no es escuchada. Ni siquiera se les considera personas completas.
Sin embargo, entender la infancia no solo nos permitiría anticiparnos al futuro próximo, sino entender en profundidad la historia de la humanidad.
La infancia es la etapa más importante en la vida de las personas: ¿no deberíamos prestarle un poco más de atención? Para ello podríamos empezar analizando unos datos espeluznantes:


  • Un sexto de los niños nacidos en países empobrecidos mueren antes de los cinco años.
  • La mitad de estas muertes se debe al hambre. 
  • Dos millones de niños mueren al año por carecer de vacunas básicas. 
  • Un quinto no tiene acceso al agua potable y el 16% no se alimenta adecuadamente.
  • El 13% no ha ido nunca al colegio.
  • La explotación sexual afecta a 2 millones de menores.
  • De las víctimas en conflictos en los últimos 20 años, la mitad eran niños.

Y, aún con este panorama, siendo las principales víctimas, continúan sonriendo. ¿Cómo es posible está contradicción? Su alegría de vivir es tal que supera sus vivencias. Para comprender esto antes tenemos que concretar qué entendemos por infancia, y que creencias debemos desterrar.

Infancia es:


  • La Edad de Oro
  • Experiencia fundamental: nace el yo para convertirse en rehén del Otro
  • Una vivencia completa desde el principio
  • Condición que posibilita el descubrimiento de lo humano
  • Modo de condición humana
  • Revelación para los hombres de hoy
  • Independiente de la edad
  • Una estancia que vuelve en cualquier comienzo de carácter fundacional
  • Condición en la que el hombre ha de hallarse para recibir la donación de padres y mayores
  • Una condición de comunión y acogida absoluta
  • Explosión en la que todos los posibles se encuentran
  • Un ser lleno de posibilidades
  • La hospitalidad radical
  • Relación con el mundo 
  • Hospitalidad hacia otra civilización
  • Una estancia que nace desnuda, esperándolo todo
  • Primiordialidad a la que nuestra complejidad humana remite en movimiento continuo
  • Proceso de historización que nunca acaba
  • Tiempo de comunión
  • La condición del mundo sin discurso que lo divida
  • Condición humana en la que su interior es el mundo y uno es el mundo del interior de su madre
  • Interiorización
  • Responsabilización personal de nuestro sentido en la Historia
  • Revelación progresiva de la muerte


Infancia NO es:

  • Una invalidación
  • Un anticipo de lo que puede llegar a ser
  • Un humano condicional
  • Un ''todavía no''
  • Algo a pasar deprisa
  • Dependiente de la edad
  • Un acontecimiento aislado
  • Tiempo de carencias
  • Edad sin historia
  • Tiempo de indiferenciación
  • La disolución de la historia


La maduración que llevará al niño a pasar a la adolescencia no supone cerrar su interior, sino comprometerse con el mundo, no replegarse, sino participar. En el momento en que damos nombre a la emociones que acontecen en nuestro interior nos deshacemos en parte de ellas. Un ejemplo sería el lenguaje, que se apropia de estos conceptos ya que no son propiamente individuales, sino comunes a todos.
El niño va adquiriendo poder sobre sí mismo en la medida en que es para los otros, y es esa responsabilidad con los demás lo que determina el tiempo. No es un concepto abstracto, sino una relación con el resto de la humanidad a través de la individualización que los hace únicos y diferentes. Acaba así la niñez, con lo que llamaríamos culminación. Es un vaciamiento del sujeto hacia los demás: una autodonación de aquello que lo constituye como individuo.